martes, 13 de mayo de 2008

El día de la máscara



Quisimos revivir ciertos matices de la experiencia de la prostitución, tomando en especial consideración el juego de lenguaje que esta presenta. En una primera etapa quisimos jugar con el recorrido de los agentes como forma de narración, pero junto a todas las ideas iniciales y las surgidas en el camino, afinamos esta concepción, sintetizando y enfocándonos finalmente en lo que realmente alude al juego de lenguaje en si.
Las interacciones que daban cuenta del relato eran; Dejar fuera de la "cabina" que creamos el carné y ciertas prendas, como símbolo de la pérdida de identidad que viene de la búsqueda de anonimato y el abandono del cascarón social que uno lleva encima, a continuación, el sujeto debía ponerse una máscara para cobrar una identidad ficticia, ésta máscara era un animal que a su vez presentaba una analogía de los instintos primitivos. Él último paso antes de entrar era metyer una ficha en una caja transparente con un reloj, simulando la idea de pagar por tiempo.
Al interior de la cabina el sujeto encontraba una serie de máscaras del mismo tipo con ojos brillantes (seres en su misma situación) y muñecas barbies que colgaban a distintas alturas con vestimenta provocativa y códigos de barra con su nombre adheridas a sus extremidades, estas colgaban de un elástico que permitia bajarlas y que luego subieran solas, creando la ilusión de tenerlas momentaneamente.
La cabina misma estaba aromatizada con olor a patchoulí y humo de cigarro. Tenía una luz negra que hacía que todos lso componentes fluorescentes de su interior brillaran con estética de burdel.


Bailarinas y coristas del Moulin Rouge

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